lunes, 26 de enero de 2009

Casos de oficina...


No me gusta que me cambien los planes, por eso no los hago y cuando por casualidad me decido a poner mis tareas en orden y algo se me sale de las manos me pone muy de mal humor… creo que empiezo mi día siempre con un fin en mente: ir al gimnasio, terminar “x” trabajo, asistir a reuniones, escuchar la música que me gusta dentro de la oficina mientras reviso el presupuesto, asignar nuevas tareas a mi asistente, hacer tales llamadas, enviar tantos mails, actualizar mi blog, subir fotos al facebook, almorzar con algún amigo, ir a tomar un café con “y” persona mientras compartimos una charla amena, leer un capítulo del libro que me toque, charlar con mis padres, dormir, etc…


Pero de repente entro a una reunión laboral y me cambian los planes, que hasta hoy estaba llevando a cabo tal y como debía de ser, solo porque a alguien se le ocurrió que sería lo “más práctico”… para quién? … Para quien se le ocurrió probablemente, porque para mí representa una molestia y una pérdida de tiempo, recursos y energía… Pero todo porque este “no sé quien” tiene cierto poder dentro de la organización, tanto poder, que se le antoja despedir a quien me asistía solo porque no le pareció la manera en que le respondió o no le quiso dar la razón cuando estaba errado…


Me parece absurdo creer que en nuestros países aun tiene una manera de medir la eficiencia de un empleado obsoleta, estúpida, fuera de foco! No miden lo importante: las metas alcanzadas, la productividad, las ideas, la rentabilidad , los ingresos, el ahorro de recursos, etc.… si no que lo evalúan según el cumplimiento de un reglamento absurdo por ejemplo: quien llega más temprano o se quede más tiempo dentro de la oficina (lo más seguro chateando, hablando por teléfono, haciendo tareas personales, etc..), por quien le dice amén a todas las propuesta hecha por su jefe para quedar bien con él o ella ( aunque estas le parezcan ilógicas o no sean rentables), por quien porte mejor el uniforme (que de igual forma se ve espantoso!) o lleve el mejor escote (en el caso de las mujeres), por quien asista a todas las reuniones sociales disque por relaciones publicas, etc.…


En conclusión, es “más eficiente” : quien culebrea mas, quien dice que si a todo sin contradecir a sus superiores, quien pasa más tiempo en la oficina y se gasta los recursos de la empresa, quien no habla y no hacer valer sus derechos… esto sí que me molesta de sobre manera! Pero qué más puedo hacer sino callarme y desahogarme de esta manera, ya que lo poco o mucho que pude objetar les resbaló por completo…

6 comentarios:

Abril dijo...

Hay Issa, de casos de oficina... uff!! yo creo que todos hemos tenido mas de algun mal momento.... pero animo!!!

Los malos momentos en la oficina se deshogan en otro lado para evitar mas malos momentos...........................
un abrazo linda que estes bien.

Pedro Alejandro dijo...

Cuesta aceptarlo pero así es. Como te vistes te trato, como me hablas te hablo o incluso: si te gusta hacer lo mismo que yo, te identificas con la corporación.

A veces los jefes no saben en donde están o porqué están. Aunque lo ideal no es sacarle la madre a ellos sino a uno mismo si uno se rinde a eso.

Johnnattan Moran dijo...

Es el dilema de trabajar el pisto ajeno! jejejeje, pero como dice aqui arriba todo depende en tener el valor de no rendirse, ni venderse.

Alexxx dijo...

y culebras nunca faltan en las oficinas

Anónimo dijo...

En el reino de la idiotez dominada por las fantasias sin cumplir, las carencias de la niñez, la falta de etica y la falta de autoaceptación no nos queda mas que ver con lastima algunos ojos ajenos..

Issa dijo...

...uta! que aceptada tu frase amigo anonimo! ya se quien sos! :)

y a los demas que les puedo decir nimodo no seamos asi! miremos ese ejemplo para no seguirlo!